El tema de la redención será la ciencia y el canto por las
edades eternas, y bien puede ocupar nuestras mentes durante nuestra breve
morada aquí. No hay ninguna otra porción de ese gran tema que demande tanto de nuestras
mentes a fin de poder apreciarlo, como el tema que vamos a estudiar esta noche:
"el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros". Por Él
"fueron hechas" todas las cosas. Ahora, Él mismo "fue
hecho". El que tenía toda la gloria con el Padre, la deja a un lado, y es
hecho carne. Deja a un lado su modo divino de existencia, y toma el del hombre;
y Dios se manifiesta en la carne. Esa verdad es el fundamento mismo de toda
verdad.
Fil. 2:5-8 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz.”
¿Qué clase de CARNE? Carne de pecado
Juan 1:14 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre
nosotros...”
Fil. 2:7,8 “tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres... y estando en la condición de hombre...”
Rom. 8:3,4 “Porque lo que era imposible para la ley, por
cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne
de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la
justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu.
Rom. 1:3 “acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que
era del linaje de David según la carne”
Salmos 51:5 “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado
me concibió mi madre.”
Heb. 2:14 “Así que, por cuanto los hijos participaron de
carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la
muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”
1Cor. 15:50 “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la
sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la
incorrupción.”
Heb. 2:16-18 “Porque ciertamente no socorrió a los ángeles,
sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para
venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere,
para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo
tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”
2Cor. 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
Gál. 4:4,5 “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese
a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.”
Heb. 4:15,16 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro.
Heb. 5:7-10 “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo
ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la
muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que
padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor
de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios
sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.”
Algunos pueden pensar, por lo expuesto hasta aquí, que
rebajamos el carácter de Jesús, por denigrarlo hasta al nivel del hombre
pecaminoso. Al contrario, estamos precisamente exaltando el poder divino de
nuestro bendito Salvador, quien descendió voluntariamente al nivel del hombre
pecaminoso, para que pudiera exaltar al hombre a su propia pureza inmaculada,
la cual retuvo bajo las circunstancias más adversas. Su humanidade solamente
veló su naturaleza divina, por la cual estaba conectado inseparablemente con el
Dios invisible, y que fue más que capaz de resistir exitosamente la debilidad
de la carne. Hubo en toda su vida una lucha. La carne, afectada por el enemigo
de toda justicia, tendía a pecar, sin embargo su naturaleza divina nunca
albergó, ni por un momento, un mal deseo, ni vaciló jamás su poder divino.
Habiendo sufrido en la carne todo lo que la humanidad pueda jamás sufrir,
regresó al trono del Padre tan inmaculado como cuando dejó las cortes de
gloria.
Cuando descendió a la tumba bajo el poder de la muerte, no
pudo ser retenido por ella, porque "no tenía pecado". Pero alguien
dirá: 'No encuentro consuelo en eso. Dispongo ciertamente de un ejemplo, pero
no puedo seguirlo, ya que carezco del poder que Cristo tuvo. Él fue Dios aún
mientras estaba aquí en la tierra; yo no soy más que un hombre'. –Sí, pero
puedes tener el mismo poder que él tuvo, si así lo deseas. Él estuvo "rodeado
de flaqueza", sin embargo "no hizo pecado" por el poder Divino
habitando constantemente en él.
Ahora escucha las inspiradas palabras del apóstol Pablo, y
ve lo que es tu privilegio obtener:
Efe. 3:14-19 “Por esta causa doblo mis rodillas ante el
Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los
cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el
ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que
habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el
amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda
la plenitud de Dios.”
Gál. 4:6 “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros
corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Fil. 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Es necesario levantar a Cristo para salvación de la humanidad
Juan 3:14, 15 “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Este "levantar" a Jesús, si bien hace referencia
primariamente a su crucifixión, abarca más que el mero hecho histórico; significa
que Cristo debe ser "levantado" por todos los que crean en él como el
Redentor crucificado, cuya gracia y gloria son capaces de suplir toda necesidad
humana. Significa que debe ser "levantado" en toda su inmensa
hermosura y poder como "Dios con nosotros," para que su atractivo
divino pueda entonces llevarnos a él.
Juan 12:32 “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos
atraeré a mí mismo.”
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