19/01/2010

PODER PARA TERMINAR LA OBRA

Por qué muchos han fracasado en la salvación de las almas.
Muchos presentan las doctrinas y teorías de nuestra fe; pero su presentación es como sal sin sabor; pues el Espíritu Santo no está trabajando por medio de su ministerio falto de fe. No han abierto el corazón para recibir la gracia de Cristo; no conocen la operación del Espíritu; son como harina sin levadura; pues no hay ningún principio activo en toda su labor, y dejan de ganar las almas para Cristo. No se apropian de la justicia de Cristo; es un manto que no ha sido usado por ellos, una plenitud desconocida, una fuente no aprovechada (Review and Herald, 29 de noviembre, 1892).
Hemos de trabajar con intensidad para impresionar a los no creyentes.-
Necesitamos mayor intensidad en la causa de Cristo. El solemne mensaje de la verdad debe ser dado con una intensidad que impresione a los no creyentes de que Dios está obrando con nuestros esfuerzos, de que el Altísimo es nuestra fuente viva de fortaleza (Signs of the Times, 9 de diciembre, 1886).
Cuando coloquemos nuestros corazones en unidad con Cristo, y pongamos nuestra vida en armonía con su obra, el Espíritu que descendió sobre los discípulos en el día de Pentecostés descenderá sobre nosotros (Review and Herald, 30 de junio, 1903).
El Evangelismo páginas 503-507.
El mensaje de Apocalipsis capítulo diez
El mensaje de Apocalipsis 14 que proclama que la hora del juicio ha llegado, es dado en el tiempo del fin; y al ángel de Apocalipsis 10 se lo representa con un pie en el mar y el otro sobre la tierra para demostrar que el mensaje se llevará a países distantes; se cruzará el océano y las islas del mar escucharán la proclamación del último mensaje de amonestación dado a nuestro mundo.
"Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó los cielos y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más" (Apoc. 10: 5, 6).
Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El chasco de los que esperaban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado tan ardientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera este chasco, y que los corazones se manifestaran.
No ha habido ni una sola nube que ha caído sobre la iglesia para la cual Dios no haya hecho provisión; no se ha levantado ni una sola fuerza opositora para contrarrestar la obra de Dios que él no haya previsto. Todo ha ocurrido como lo predijo por medio de sus profetas. No ha dejado a su iglesia en tinieblas y olvidada, sino que ha mostrado mediante declaraciones proféticas lo que ocurriría, y obrando por medio de su providencia en el lugar designado de la historia del mundo, ha dado lugar a aquello que el Espíritu Santo reveló a sus profetas para que lo predijeran. Todos sus propósitos se cumplirán y se establecerán. Su ley está unida con su trono, y los instrumentos satánicos combinados con los instrumentos humanos no pueden destruirla. La verdad es inspirada y está protegida por Dios; perdurará y tendrá buen éxito, aunque algunas veces aparezca oscurecida. El Evangelio de Cristo es la ley ejemplificada en el carácter Los engaños practicados contra ella, toda invención destinada a vindicar la falsedad, y todo error forjado por los instrumentos satánicos, llegarán a ser desbaratados para siempre, y el triunfo de la verdad será como la apariencia del sol en el mediodía. El Sol de Justicia brillará con poder sanador en sus rayos, y toda la tierra estará llena con su gloria.
La certidumbre de la profecía
Se ha cumplido todo lo que Dios ha especificado en la historia profética, y se cumplirá todo lo que aún deba cumplirse. Daniel, el profeta de Dios, permanece firme en su lugar. Juan también lo está. En el Apocalipsis, el León de la tribu de Judá ha abierto el libro de Daniel a los estudiosos de la profecía, y así es como Daniel permanece firme en su sitio. Da su testimonio, el cual le fue revelado por Dios por medio de visiones de los grandes y solemnes acontecimientos que debemos reconocer en este momento cuando estamos en el mismo umbral de su cumplimiento.
Mediante la historia y la profecía, la Palabra de Dios describe el prolongado conflicto entre la verdad y el error. Ese conflicto sigue en desarrollo. Las cosas que han acontecido volverán a repetirse. Revivirán antiguas controversias. y continuamente surgirán teorías nuevas. Pero el pueblo de Dios, el cual mediante sus creencias y su cumplimiento de la profecía ha desempeñado una parte en la proclamación de los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel, sabe dónde se encuentra. Tiene una experiencia que es más preciosa que el oro refinado. Debe permanecer firme como una roca, aferrándose al comienzo de su confianza hasta el fin.
Un poder transformador acompañó a la proclamación de los mensajes del primer ángel y del segundo, e igualmente acompaña el mensaje del tercer ángel. Esto impresionó las mentes humanas con convicciones verdaderas. El poder del Espíritu Santo se manifestó. Hubo estudio diligente y detallado de las Sagradas Escrituras. Se dedicaron noches casi íntegras a una investigación fervorosa de la Palabra. Buscamos la verdad como si hubiéramos buscado tesoros escondidos. El Señor se reveló a nosotros. Se derramó luz sobre las profecías, y supimos que habíamos recibido instrucción divina...
Después del gran chasco, hubo pocas personas que se dedicaron de todo corazón a la investigación de la Palabra. Pero algunos no se desanimaron ni negaron que el Señor los había guiado. A éstos la verdad les fue revelada punto por punto, y se entrelazó con sus recuerdos y sentimientos más aprecia dos. Los buscadores de la verdad sentían que la identificación de Cristo con su naturaleza y sus intereses era completa. Se hizo brillar la verdad hermosa en su sencillez, honrada con poder e investida con una seguridad desconocida antes del chasco. Entonces pudimos proclamar el mensaje en unidad.
Pero hubo gran confusión entre los que no se habían aferrado a su fe y a su experiencia. Se presentaron todas las opiniones concebibles como mensaje de verdad; pero la voz del Señor dijo: "No les creáis; porque no los he enviado".
Anduvimos cuidadosamente con Dios. Había que dar el mensaje al mundo, y sabíamos que esta verdad presente era un don especial de Dios. La facultad de impartir ese don constituía una prerrogativa de Dios. Sus hijos chasqueados, los que todavía buscaban la verdad, fueron conducidos paso a paso para que comunicasen al mundo lo que les había sido revelado. Había que repetir las declaraciones proféticas, y había que dar a conocer la verdad esencial para la salvación. Al comienzo la obra avanzó con dificultad. Con frecuencia los que escuchaban rechazaban el mensaje como algo ininteligible, y así comenzó el conflicto y se definió especialmente en torno a la cuestión del sábado. Pero el Señor manifestó su presencia. En ciertas ocasiones se descorría el velo que ocultaba su gloria de nuestros ojos. Entonces podíamos contemplarlo en el lugar elevado y santo.
El Señor no inducirá ahora a las mentes a que pongan de lado la verdad que el Espíritu Santo indujo a sus siervos a proclamar en el pasado.
Muchos investigarán sinceramente la Palabra en busca de luz, tal como lo hicieron otros en el pasado; y verán la luz en la Palabra. Pero no pueden tener la misma experiencia que aquellos que vivieron cuando estos mensajes de amonestación fueron proclamados por primera vez. Como no tuvieron esta experiencia, algunos no aprecian el valor de las verdades que han sido para nosotros como postes indicadores, y que han hecho de nosotros un pueblo peculiar. No aplican correctamente las Escrituras, y en consecuencia inventan teorías que no son correctas. Es cierto que citan abundantemente la Escritura y enseñan mucho que es verdad; pero la verdad está tan mezclada con el error que lleva a conclusiones equivocadas. Y sin embargo, debido a que pueden tejer la Escritura con sus teorías, piensan que cuentan con una firme cadena de verdad. Muchas personas que no han tenido participación en el comienzo de los mensajes, aceptan esas teorías erróneas y son llevadas por senderos falsos, y así retroceden en lugar de progresar. Tal es el propósito del enemigo.
La amenaza de la Escritura mal aplicada
Satanás está trabajando para que se repita la historia de la nación judía en la experiencia de quienes pretenden creer la verdad presente. Los judíos tenían el Antiguo Testamento, y se creían expertos conocedores de él. Pero cometieron un terrible error. Consideraron que las profecías que se refieren a la gloriosa segunda venida de Cristo en las nubes de los cielos aludían a su primera venida. Como no vino de acuerdo con lo que ellos esperaban, se alejaron de él. Satanás conocía la mejor forma de atrapar en sus redes a estos hombres, y de engañarlos y destruirlos...
Ese mismo Satanás trabaja actualmente para debilitar la fe del pueblo de Dios. Hay personas que están listas para apoderarse de cada idea novedosa. Las profecías de Daniel y Apocalipsis son mal interpretadas. Estas personas no consideran que la verdad ha sido establecida en el momento preciso por los mismos hombres a quienes Dios guiaba para que llevaran a cabo esta obra especial. Estos hombres siguieron paso a paso el cumplimiento de las profecías, de modo que los que no han tenido una experiencia personal en esta obra deben aceptar la Palabra de Dios y creer "en la Palabra de ellos", de los que han sido conducidos por el Señor en la proclamación de los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel. Estos mensajes, cuando se los recibe y se obra de acuerdo con ellos, llevan a cabo su obra de preparar a un pueblo que permanezca en pie en el gran día de Dios. Si investigamos las Escrituras para confirmar la verdad que Dios ha dado a sus siervos para el mundo. llegaremos a proclamar los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel.
Es cierto que hay profecías que aún deben cumplirse. Pero repetidamente se ha llevado a cabo una obra errónea, y ésta continuará efectuándose por aquellos que procuran encontrar una nueva luz en las profecías, y que comienzan a apartarse de la luz que Dios ya ha dado. Los mensajes de Apocalipsis son los que servirán para probar al mundo; constituyen el Evangelio eterno, y deben hacerse resonar por todas partes. Pero el Señor no pone sobre aquellos que no han tenido experiencia en su obra la responsabilidad de realizar una nueva exposición de las profecías que él, mediante el Espíritu Santo, ha revelado a sus siervos escogidos para que las expliquen.
Según las instrucciones que Dios me ha dado, ésta es la obra que Ud., Hno. F, ha estado tratando de hacer. Algunos han recibido favorablemente sus conceptos; pero esto se debe a que esas personas carecen de discernimiento para comprender el verdadero alcance de los argumentos que Ud. presenta. Han tenido solamente una experiencia limitada en la obra de Dios para este tiempo, y no alcanzan a ver hacia dónde los conducirán sus puntos de vista, y ni Ud. mismo puede ver adónde llevarán. Están listos para aprobar sus declaraciones; no ven nada en ellas a no ser lo que es correcto. Pero son engañados, porque Ud. ha entretejido muchos pasajes bíblicos con sus propias teorías. Sus argumentos parecen concluyentes para ellos.
Pero no ocurre lo mismo con los que han tenido un conocimiento experimental de la verdad que se aplica al último período de la historia de este mundo. Si bien éstos ven que Ud. afirma algunas preciosas verdades, también ven que Ud. ha aplicado mal la Biblia, y ha colocado sus pasajes en un marco de error al que no pertenecen, y con esto le ha hecho dar fuerza a aquello que no es la verdad presente. No se regocije porque algunos han aceptado lo que Ud. ha escrito. Es muy penoso para sus hermanos, que confían en Ud. como en un cristiano y lo aman como tal, hacerle saber que la red argumentativa que Ud. ha considerado de tanta importancia, no constituye la teoría de la verdad que Dios ha dado a su pueblo a fin de que la proclamen para este tiempo.
Según la instrucción que Dios me ha dado, los pasajes bíblicos que Ud. ha entretejido, ni Ud. mismo los comprende plenamente. Si los comprendiera, alcanzaría a ver que sus teorías derriban los mismos fundamentos de nuestra fe. Hermano mío, he recibido muchos testimonios para corregir a los que habían comenzado a recorrer el mismo camino por el que Ud. va ahora. Esas personas estaban seguras de ser guiadas por Dios, y acudieron con sus diferentes teorías a los diferentes ministros que predicaban la verdad. Dije a esos pastores: "El Señor no está en esto; no os dejéis engañar ni carguéis la responsabilidad de engañar a otros". En una reunión de reavivamiento tuve que hablar claramente con respecto a los que en esta forma alejaban a otros de las sendas correctas. He dado este mensaje mediante la pluma y la palabra: "No vayáis en pos de ellos".
El caso de un hombre que estaba por morir
La tarea más difícil que he tenido que realizar en relación con el tema que nos ocupa, fue el trato con una persona que yo sabía que deseaba seguir al Señor. Durante un tiempo pensó que recibía nueva luz. Estaba gravemente enfermo, y no le quedaba mucho tiempo de vida. ¡Cómo deseaba mi corazón que él no hiciera necesario que yo le dijese lo que estaba haciendo! Aquellos a quienes presentaba sus puntos de vista lo escuchaban ansiosamente, y algunos pensaban que estaba inspirado. Había preparado un diagrama y utilizaba las Escrituras en sus razonamientos para demostrar que el Señor vendría en una fecha determinada, creo que en 1894. Muchas personas consideraban que sus conceptos no tenían ni una falla. Hablaban de sus poderosas exhortaciones presentadas desde su lecho de enfermo. Contempló visiones maravillosas. ¿Pero cuál era la fuente de su inspiración? Era la morfina que le administraban para aliviar sus dolores.
En nuestra reunión de reavivamiento celebrada en Lansing, Míchigan, justamente antes de ir a Australia, tuve que hablar claramente con respecto a esta nueva luz. Dije a los hermanos que las palabras que habían oído no eran la verdad de la inspiración. La luz maravillosa que presentaba tal despliegue de verdades, era el resultado de una aplicación equivocada de las Escrituras. La obra del Señor no terminaría en 1894. El Señor me dijo: "Esto no es la verdad, sino algo que conducirá por caminos extraviados, y algunos se confundirán con esta nueva presentación y abandonarán la fe"...
Ningún mensaje auténtico establece una fecha
Ninguna persona que fije una fecha para la venida de Cristo tiene un mensaje verdadero. Podéis tener la seguridad de que Dios no da a nadie autoridad para decir que Cristo demora su venida cinco, diez o veinte años. "Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis" (Mat. 24: 44). Este es nuestro mensaje, el mismo mensaje que están proclamando los tres ángeles que volaban por en medio del cielo. La obra que debe realizarse ahora consiste en proclamar el mensaje final de misericordia a un mundo caído. Una nueva vida está viniendo del cielo y posesionándose de todo el pueblo de Dios. Pero en la iglesia ocurrirán divisiones. Se formarán dos grupos. El trigo y la cizaña crecerán juntos hasta el momento de la cosecha.
La obra se intensificará y se tornará más activa hasta el mismo fin del tiempo. Y todos los que trabajan junto con Dios contenderán fervorosamente por la fe que una vez fue dada a los santos. No se apartarán del mensaje para este tiempo, que ya está iluminando la tierra con su gloria. Fuera de la gloria de Dios, no vale la pena luchar por ninguna otra cosa. La única roca que permanecerá es la Roca de la Eternidad. La verdad enseñada por Jesús constituye el único refugio en estos días cuando predomina el error...

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