31/05/2012

La Paz del Redentor

Pero su redentor es fuerte,
su nombre es el Señor Todopoderoso.
Con vigor defenderá su causa;
traerá la paz a la tierra,
pero a Babilonia, el terror.
Jeremías 50:34

Dios, el autor y creador de la paz verdadera tiene planes de paz para todos los que lo buscan. Su plan es la redención, el rescate de nuestras vidas mediante el pago de la sangre derramada por su hijo Jesús el Mesías en la cruz del Gólgota. Esta obra de Jesús en la cruz es la victoria sobre el pecado, sobre la muerte y sobre el adversario, Satanás. No hay poder, por grande que sea, que se le pueda oponer a Dios.

Dios hará todo lo que sea necesario para que sus planes se cumplan. Inclusive, si esto implica el justo castigo y destrucción de aquellos que se oponen a él, a sus planes y a su paz. El terror de los enemigos de Dios es justicia poética ya que ellos odian la paz, por lo tanto, eso es precisamente lo que les faltará. Sus vidas estarán llenas de terror.

¿Con quién prefieres estar? ¿Con Dios, su paz y su justicia o con los impíos y su terror?

30/05/2012

VIVIENDO POR LA FE

"El justo vivirá por la fe" (Rom. 1:17).
Esa declaración es el resumen de lo que el apóstol desea explicar acerca del evangelio. El evangelio es poder de Dios para salvación, pero solamente "a todo aquel que cree"; en el evangelio se revela la justicia de Dios. La justicia de Dios es la perfecta ley de Dios, que no es otra cosa que la transcripción de su propia recta voluntad. Toda injusticia es pecado, o transgresión de la ley. El evangelio es el remedio de Dios para el pecado; su obra, por consiguiente, debe consistir en poner a los hombres en armonía con la ley –esto es, que se manifiesten en sus vidas las obras de la ley justa–. Pero esa es enteramente una obra de la fe –la justicia de Dios se descubre "de fe en fe"–, fe al principio y fe al final, como está escrito: "el justo vivirá por la fe".

Eso ha venido siendo así en toda época, desde la caída del hombre. Y lo seguirá siendo hasta que los santos de Dios tengan escrito su nombre en sus frentes, y lo vean como Él es. El apóstol tomó la cita del profeta Habacuc (2:4). Si los profetas no lo hubiesen revelado, los primeros cristianos no lo habrían podido conocer, ya que disponían solamente del Antiguo Testamento. Decir que en los tiempos antiguos los hombres no tenían sino una idea imperfecta de la fe, equivale a decir que no había ningún hombre justo en aquellos tiempos. Pero Pablo retrocede hasta el mismo principio y cita un ejemplo de fe salvífica. Dice: "Por la fe Abel ofreció a Dios mayor sacrificio que Caín, por la cual alcanzó testimonio de que era justo" (Heb. 11:4). Dice asimismo de Noé, que fue por fe que construyó el arca en la que fue salva su casa; "por la cual fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que es por la fe" (Heb. 11:7). Se trataba de fe en Cristo, ya que era fe salvadora, y tenía que ser en el nombre de Jesús, "porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hech. 4:12).

Demasiados procuran vivir la vida cristiana en la fuerza de la fe que ejercieron cuando comprendieron su necesidad de perdón por los pecados de su vida pasada. Saben que solamente Dios puede perdonar los pecados, y que lo hace mediante Cristo; pero suponen que habiendo iniciado ese proceso cierto día, deben ahora continuar la carrera en su propia fuerza. Sabemos que muchos albergan esa idea. Lo sabemos, primeramente, porque lo hemos oído de algunos, y en segundo lugar, porque hay verdaderas multitudes de profesos cristianos que revelan la obra de un poder que en nada es superior a su propia capacidad. Si tienen algo que decir en las reuniones sociales, más allá de la repetida fórmula "quiero ser cristiano, a fin de poder ser salvo", no es otra cosa que su experiencia pasada, el gozo que experimentaron cuando creyeron por primera vez. Del gozo de vivir para el Señor, y de andar con él por la fe, no saben nada, y quien se refiera a ello, habla en un lenguaje que les resulta extraño. Pero el apóstol presenta definidamente este tema de la fe, como extendiéndose hasta el mismo reino de la gloria, en la concluyente ilustración que sigue:
"Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios. Y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Empero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Heb. 11:5 y 6).

Obsérvese cuál es el argumento esgrimido para demostrar que es por la fe que Enoc fue trasladado: Enoc fue trasladado porque caminó con Dios y tenía el testimonio de agradar a Dios; pero sin fe es imposible agradar a Dios. Eso basta para probar lo expuesto. Sin fe, ningún acto que podamos hacer alcanza la aprobación de Dios. Sin fe, lo mejor que el hombre pueda hacer queda infinitamente lejos de la única norma válida, que es la de la perfecta justicia de Dios. La fe es una buena cosa allá donde esté, pero la mejor fe en Dios para quitar la carga de los pecados pasados, no aprovechará a nadie, a menos que continúe presente en medida siempre creciente, hasta el fin de su tiempo de prueba.

Hemos oído a muchos manifestar lo difícil que les resultaba obrar el bien; su vida cristiana era de lo más insatisfactorio, estando marcada solamente por el fracaso, y se sentían tentados a ceder al desánimo. No es sorprendente que se desanimen, ya que el fracaso continuo es capaz de desanimar a cualquiera. El soldado más valiente del mundo entero, acabaría desanimado si sufriese una derrota en cada batalla. No será difícil oír de esas personas lamentos por ver mermada la confianza en sí mismas. Pobres almas, ¡si solamente pudieran llegar a perder completamente la confianza en sí mismas, y la pusiesen enteramente en Aquel que es poderoso para salvar, tendrían otro testimonio que dar! Entonces se gloriarían "en Dios por el Señor nuestro Jesucristo". Dice el apóstol, "Gozaos en el Señor siempre: otra vez os digo: Que os gocéis" (Fil. 4:4). Aquel que no se goza en Dios, incluso al ser tentado y afligido, no está peleando la buena batalla de la fe. Está luchando la triste batalla de la confianza en sí mismo, y de la derrota.

Todas las promesas de la felicidad definitiva son hechas a los vencedores. "Al que venciere", dice Jesús, "le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono" (Apoc. 3:21). "El que venciere poseerá todas las cosas", dice el Señor (Apoc. 21:7). Un vencedor es alguien que gana victorias. La herencia no es la victoria, sino la recompensa por la victoria. La victoria es ahora. Las victorias a ganar son la victoria sobre la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida, victorias sobre el yo y las indulgencias egoístas. Aquel que lucha y ve huir al enemigo, puede gozarse; nadie puede quitarle ese gozo que se produce al ver cómo claudica el enemigo. Algunos sienten pánico ante la idea de tener que mantener una continua lucha contra el yo y los deseos mundanos. Eso es así, solo porque desconocen totalmente el gozo de la victoria; no han experimentado mas que derrota. Pero el constante batallar no es algo penoso, cuando hay victoria continua. Aquel que cuenta sus batallas por victorias, desea encontrarse nuevamente en el campo de combate. Los soldados de Alejandro, que bajo su mando no conocieron jamás la derrota, estaban siempre impacientes por una nueva batalla. Cada victoria, que dependía únicamente de su ánimo, aumentaba su fortaleza y hacía disminuir en correspondencia la de sus vencidos enemigos. Ahora, ¿cómo podemos ganar victorias continuas en nuestra contienda espiritual? Escuchemos al discípulo amado:

"Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe" (1 Juan 5:4).

Leamos nuevamente las palabras de Pablo:
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, más vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí" (Gál. 2:20).

Aquí tenemos el secreto de la fuerza. Es Cristo, el Hijo de Dios, a quien fue dada toda potestad en el cielo y en la tierra, el que realiza la obra. Si es él quien vive en el corazón y hace la obra, ¿es jactancia decir que es posible ganar victorias continuamente? De acuerdo, eso es gloriarse, pero es gloriarse en el Señor, lo que es perfectamente lícito. Dijo el salmista: "En Jehová se gloriará mi alma". Y Pablo dijo: "Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo" (Gál. 6:14).

Los soldados de Alejandro Magno tenían fama de invencibles. ¿Por qué? ¿Es porque poseían de forma natural más fortaleza o ánimo que todos sus enemigos? No, sino porque estaban bajo el mando de Alejandro. Su fuerza radicaba en su dirigente. Bajo otra dirección, habrían sufrido frecuentes derrotas. Cuando el ejército de la Unión se batía en retirada, presa del pánico, ante el enemigo, en Winchester, la presencia de Sheridan transformó la derrota en victoria. Sin él, los hombres eran una masa vacilante; con él a la cabeza, una armada invencible. Si hubieseis oído los comentarios de esos soldados victoriosos, tras la batalla, habríais escuchado alabanzas a su general, mezcladas con expresiones de gozo. Ellos eran fuertes porque su jefe lo era. Les inspiraba el mismo espíritu que lo animaba a él.

Pues bien, nuestro capitán es Jehová de los ejércitos. Se ha enfrentado al principal enemigo, y estando en las peores condiciones, lo ha vencido. Quienes lo siguen, marchan invariablemente venciendo para vencer. Oh, si aquellos que profesan seguirle quisieran poner su confianza en él, y entonces, por las repetidas victorias que obtendrían, rendirían la alabanza a Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Juan dijo que el que es nacido de Dios vence al mundo, mediante la fe. La fe se aferra al brazo de Dios, y la poderosa fuerza de éste cumple la obra. ¿De qué manera puede obrar el poder de Dios en el hombre, realizando aquello que jamás podría hacer por sí mismo?, nadie lo puede explicar. Sería lo mismo que explicar de qué modo puede Dios dar vida a los muertos. Dice Jesús: "El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de donde viene, ni a donde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu" (Juan 3:8). Cómo obra el Espíritu en el hombre, para subyugar sus pasiones y hacerlo victorioso sobre el orgullo, la envidia y el egoísmo, es algo que sólo conoce el Espíritu; a nosotros nos basta con saber que así es, y será en todo quien desee, por encima de cualquier otra cosa, una obra tal en sí mismo, y que confíe en Dios para su realización.
Nadie puede explicar el mecanismo por el que Pedro fue capaz de caminar sobre la mar, entre olas que se abalanzaban sobre él; pero sabemos que a la orden del Señor sucedió así. Por tanto tiempo como mantuvo sus ojos fijos en el Maestro, el divino poder le hizo caminar con tanta facilidad como si estuviera pisando la sólida roca; paro cuando comenzó a contemplar las olas, probablemente con un sentimiento de orgullo por lo que estaba haciendo, como si fuera él mismo quien lo hubiese logrado, de forma muy natural fue presa del miedo, y comenzó a hundirse. La fe le permitió andar sobre las olas; el temor le hizo hundirse bajo ellas.

Dice el apóstol: "Por la fe cayeron los muros de Jericó con rodearlos siete días" (Heb. 11:30). ¿Para qué se escribió tal cosa? Para nuestra enseñanza, "para que por la paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza" (Rom. 15:4). ¿Qué significa? ¿Se nos llamará tal vez a luchar contra ejércitos armados, y a tomar ciudades fortificadas? No, "porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires" (Efe. 6:12); pero las victorias que se han ganado por la fe en Dios, sobre enemigos visibles en la carne, fueron registradas para mostrarnos lo que cumpliría la fe en nuestro conflicto con los gobernadores de las tinieblas de este mundo. La gracia de Dios, en respuesta a la fe, es tan poderosa en estas batallas como lo fue en aquellas; ya que dice el apóstol:
"Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, (porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas); Destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y cautivando todo intento a la obediencia de Cristo" (2 Cor. 10:3-5).

No fue solamente a enemigos físicos a quienes los valerosos héroes de antaño vencieron por la fe. De ellos leemos, no solamente que "ganaron reinos", sino también que "obraron justicia, alcanzaron promesas", y lo más animador y maravilloso de todo, "sacaron fuerza de la debilidad" (Heb. 11:33 y 34). Su debilidad misma se les convirtió en fortaleza mediante la fe, ya que la potencia de Dios en la flaqueza se perfecciona. ¿Quién podrá acusar entonces a los elegidos de Dios, teniendo en cuenta que es Dios quien nos justifica, y que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras? "¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? o angustia? o persecución? o hambre? o desnudez? o peligro? o cuchillo?" "Antes en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó" (Rom. 8:35,37).
Signs of the Times, 25 marzo 1889

29/05/2012

El Rey en toda Su Belleza

El Salmo 45 (45:1-17)describe a un rey místico, Su novia y Su matrimonio. El Novio en el Salmo 45 es el Rey el Mesías. El sujeto principal del Salmo es el Rey, desde luego. Hay una tradición de muchos años en el Judaísmo que este Salmo es profético en su carácter y se ocupa del Mesías.

El Salmista se desborda por un mensaje para enseñar a sus oyentes. Esto es un Maskil o un salmo que da clases. La palabra "el desbordamiento" en el verso uno es un verbo que significa burbujear encima de," o "el agua hirviendo." Esto denota la emoción excitada o el entusiasmo animado. Deje que el desbordamiento de su lengua cante alabanzas. El corazón del poeta borbotea con "una palabra buena" de Dios. "Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero" (v. 1). Puedo identificarme con el Salmista en su entusiasmo porque mi corazón se desborda por la emoción cuando pienso en Jesucristo. Puedo gritar con todo el entusiasmo: "Ninguna Otra Canción tengo yo para Cantar, sino a Jesús." Puedo ilustrar este entusiasmo con esta cita de C. H. Spurgeon sobre Cristo. Escuche el pulso golpeado en este hombre.

"Creo esto siempre de nuestra religión que es la más vital, esto es lo más lleno de Cristo.... Puedo atestiguar esto siempre que estoy en valles de dolor, nada podrá ser para mí, sino solo Jesús.... Me retiro a la ciudadela íntima de nuestra fe santa, a conocer, al corazón mismo de Cristo, cuando mi espíritu es atacado por la tentación, o sitiado con el dolor y la angustia. Mi testimonio es que siempre que tengo altos placeres espirituales, placeres ricos, ellos siempre están conectados con Jesús solamente... Lo más sublime, la mejor parte, el la porción divina de todas las alegrías, debe ser encontrado en Jesús solamente... Encuentro que si quiero trabajar mucho, debo vivir a Jesús solamente; si deseo sufrir pacientemente, debo dar de comer a Jesús solamente; si deseo luchar con el Dios satisfactoriamente, debo abogar a Jesús solamente; si aspiro a conquistar el pecado, debo usar la sangre de Jesús solamente; si jadeo para aprender los misterios de cielo, debo buscar las enseñanzas en Jesús solamente. Creo que todo lo que sumamos a Cristo baja nuestra posición, y que mientras más elevado esté nuestra alma, más se afirmará la región de perfección, entre más cada cosa se hunda y morirá, mas Jesús sobresaldrá, él será el primero y el ultimo...." (C. H. Spurgeon, los Sermones de C. H. Spurgeon de Londres, vol. 9 (N. Y.: Funk y Wagnalls Compañía, n. d.), pp. 433-434).

Con su mensaje que burbujea desde un corazón que se desborda, el Salmista hebreo quiere que nosotros veamos al Rey en toda su belleza.

LA BELLEZA DEL REY (45:1-5).
Su persona no tiene comparación (v. 2).
"Eres el más hermoso de los hijos de los hombres."

Es una canción de amor que ha sido compuesta por el rey y su novia (v. 1). Sin embargo, alguien más grande que el rey Salomón está ante nuestros propios ojos. Obligaron a cada israelita devoto a pensar en una Persona ideal, el Rey que viene quien sería ungido en lo más puro, y quien brillaría por encima de la forma vaga de un rey terrenal.

Los rasgos de la naturaleza eterna de Su trono, y su reino, y el carácter divino de Su ser alcanzan más allá del Rey David y sus descendientes. Llaman a este rey "el Dios Poderoso." Él es el hijo con los cuatro nombres en Isaías 9:6. "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz."

Las palabras de este salmo no pueden ser verificadas en ninguna otra persona salvadora que no sea Jesús el Mesías. El Salmista es golpeado por las Excelencias sobrehumanas. El Rey posee la belleza soberana en el desarrollo más lleno. Hay la pureza desenfrenada en Su carácter. No hay ninguna belleza entre hombres comparables para la belleza del Mesías. Él es el más justo de diez mil en la sabiduría, la santidad y la honradez. Él es el esplendor de la gloria de Su Padre que es natural por el poder y la deformidad de pecado.

El Salmista escribe en el verso 2b, "la gracia se ha derramado en tus labios; Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre." Las palabras de Jesús son la música a las almas de hombres. "Las Palabras de gracia pura vinieron de Sus labios." Ellas eran palabras de sabiduría, de amor, de compasión, de gracia, de suavidad, de perdón y de aseguramiento. Esto es la gracia de un Rey. Él y Sus palabras son totalmente encantadores y amorosos. Lucas 4:18-22 registra la respuesta a Su lectura de Isaías.

"El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor. Enrollando el libro, lo dio al ministro y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Todos daban buen testimonio de él y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca."

La belleza del Rey no es solo de la piel. Los líderes en el Judaísmo dijeron: "!Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!" (Juan 7:46). "Contemplamos Su gloria, gloria desde el único engendrado del Padre, lleno de gracia y la verdad" (Juan 1:14). Juan el Bautista dijo, "porque aquel a quien Dios envió, las palabras de Dios habla, pues Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano" (Juan 3:34-35).

Las victorias del Rey (vv. 3-5).
En Cristo no encontramos ninguna ambición vulgar o lujuria de conquista. Él no es ningún Napoleón, o Alejandro el Grande o José Stalin. No hay ningún interés egoísta en Él. Los enemigos de los cuales estamos hablando aquí no son de carne y sangre. Ellos son espirituales.

Las armas de Cristo son "... la verdad, mansedumbre y la justicia" (v. 4). Es profesor de "cosas increíbles." Su método es la humildad. Esto es un reino espiritual, no político. Él conquista a Satanás con la verdad. Efesios 6:12 dice: "porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." El Apóstol Pablo habla de poderes destruidos por Cristo.



Cristo montó a caballo en Jerusalén en un triunfo de humildad. Sin embargo, esta profecía no se termina con la primera venida de Cristo. Llegará un día cuando Él venga como el Rey de Reyes y el Señor de Señores (Para descubrir esta verdad vea el capítulo 19 de Apocalipsis). ¡Él volverá como el Rey victorioso y gritaremos, "¡Aleluya ! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina" (Apocalipsis 19:6).

No sólo burbujeaba el corazón del salmista con este buen tema de la belleza del Rey, sino que también lo declara.

LAS BENDICIÓNES DEL REY (45:6-9).
Él es bendito de Dios siempre (v. 6a).
"Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre."

El reino del Mesías es un reino eterno (II Samuel 7:12ff). El Salmista declara la divinidad de Su persona y la eternidad de Su reino. Él reinará como el Rey de reyes para toda la eternidad. Su trono es eterno porque Él es eterno.

Él es caracterizado como "el Dios Poderoso" (Isa. 9:6).

Hebreos 1:8, 9 nos da la interpretación tradicional judía de este Salmo. El escritor del Nuevo Testamento está citando el Salmo 45:6, 7 y aplica las palabras a Jesucristo, el Hijo de Dios.

Pero del Hijo Él dice: "TU TRONO, DIOS ES ETERNO Y PARA SIEMPRE, CETRO DE JUSTICIA ES EL CETRO DE TU REINO. HAS AMADO LA JUSTICIA Y ABORRECIDO LA MALDAD, POR TANTO TE UNGÍO DIOS, EL DIOS TUYO, CON ÓLEO DE ALEGRÍA MÁS QUE A TUS COMPAÑEROS."

Él es un gobernante justo (v. 6b).
"El cetro de rectitud es el cetro de tu reino." Todo lo que Él hace es recto ante los ojos de un Dios santo. Él no es Acabó o Amón o Manasés. Aquí es un gobernante justo a la perfección.

"sino que juzgará con justicia a los pobres
y resolverá con equidad a favor de los mansos de la tierra.
Herirá la tierra con la vara de su boca
y con el espíritu de sus labios matará al impío.
Y será la justicia cinto de sus caderas,
y la fidelidad ceñirá su cintura" (Isaías 11:4-5)

El poder absoluto reinante es seguro en sus manos.

Él es ungido de Dios (v. 7).
Él es, Dios y hombre. Emanuel - Dios con nosotros. Piense en la maravilla de esta Persona, que era el Dios poderoso – que se hizo carne. "Grande es el misterio de nuestra fe: ¡el Dios ha sido manifestado en la carne!" Escribió el Apóstol Pablo.

"Has amado la justicia y aborrecido la iniquidad; por tanto Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros."

Él ha venido para casarse (vv. 8-9)
"Todas tus vestiduras están perfumadas con mirra, áloe y casia; desde palacios de marfil te han alegrado con instrumentos de cuerda." Hijas de reyes hay entre tus damas nobles; a tu diestra, en oro de Ofir, está la reina.

La relación entre Dios e Israel constantemente es representada en el Antiguo testamento bajo el emblema de una relación de matrimonio. En el Nuevo Testamento la iglesia es comparada a la reina. Ella es la novia de Cristo. Cada verdadero creyente en Jesucristo es Su novia. Él cuenta este Cuerpo universal, invisible como Su esposa. La comunión espiritual entre Cristo y Su iglesia es comparada a una relación de matrimonio.

Él viene por Su novia. Efesios 5:25 nos recuerda "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella," entonces Él podría presentar a Él una iglesia gloriosa, una hermosa novia, sin manchas y sin defecto. Él nos ha vestido de Su justicia. Todo lo que le pertenece nos pertenece. "Somos hechos participantes de la naturaleza divina" (2 Pedro 1:4).

Él ha preparado un lugar para Su Novia (v. 8b). "Desde palacios de marfil te han alegrado con instrumentos de cuerda." Jesús nos dice en Juan 14:2-3 que Él ha ido a preparar un lugar muy especial para nosotros. Cuando el tiempo en la gracia soberana del Dios tiene razón Él volverá por nosotros.

Qué mensaje poderoso del Salmista que quiere enseñar a su pueblo como Su Rey es hermoso, y Él viene con bendiciones para Su novia. Además, él tiene palabras para:

LA NOVIA DEL REY (45:10-15)
El rey es el señor sobre Su Novia (10-11).
Para ser a una novia excelente de este Rey ella debe tomar alguna sabiduría.

El verso 10 la ínsita para olvidar la casa de propio padre, y su propia gente. "Escucha, hija, presta atención e inclina tu oído; olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre." Debe haber una entrega total de ella a Cristo. "Considere toda la pérdida de las cosas materiales para recibir en cambio las Excelencias del conocimiento de Cristo Jesús nuestro Señor." Abandone todo para seguirlo. Olvide toda asociación mundana y sus accesorios y tome a Cristo solamente como su pan sin levadura.

En el verso 11 ella debe estar en sujeción a su marido. Ella debe ser absorbida en la presencia de un afecto puro. "Entonces el rey deseará tu hermosura; inclínate ante él, porque él es tu señor.”

Él se vuelve el amo (maestro) de nuestros corazones. Jesús dijo: "Si me amas guardareis mis mandamientos." Pienso esto con tristeza, pero es verdad que muchas veces Él no es el Rey de nuestros corazones. El cristianismo en nuestros días se ha degenerado porque Él no es el Señor y el Amo (maestro) de nuestras vidas. ¡Cuándo Usted desea Su belleza Usted lo adora! Usted corona Él Señor de su vida. Además, Él responderá en la maravilla de Su amor. "Lo amamos porque Él primero nos amó." Aquel amor solamente sigue creciendo dentro de nosotros.

Ella debe estar en la unión completa y en la dependencia completa en su marido.

El esplendor de la Novia (v 13).
"Toda gloriosa es la hija del reyen su morada; de brocado de oro es su vestido."

La Novia de Cristo es vestida con los trajes blancos de Su justicia. Ella es intachable ahora. Estamos de pie ante Él con la ropa fina de lino, limpia y blanca. Ellas están bordadas con gracias parecidas a Cristo. Nuestros trapos autosuficientes de inmundicia son quitados y el mejor traje, de lo mejor del cielo es colocado sobre nosotros. Examine Efesios 5:26, 27 y lea para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha" (Efesios 5:26-27).

La novia es vestida con la adopción, la justificación, la santificación, la honradez, etc. La ropa es comprada sin dinero y gratis. ¿Cómo puede ser todo esto? ¡El Rey lo proporciona!

La ceremonia de matrimonio es descrita (vv. 14-15).
La reina tiene que haber sido alguien radiante de hermosura.

En vestido bordado será conducida al rey; las doncellas, sus compañeras que la siguen, serán llevadas a ti. Serán conducidas con alegría y regocijo; entrarán al palacio del rey.

Esto nos recuerda de otra boda que ocurrirá cuando el Rey viene por Su novia. ¿Está Usted listo para el matrimonio del Cordero? Apocalipsis 19:7-9 describe aquella boda. "Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha preparado. Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones justas de los santos son el lino fino. Y el ángel me dijo: Escribe: "Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero." Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios."

Recuerde la parábola de las Diez Vírgenes. "Ellas que estaban listas entraron con Él al matrimonio, y la puerta ha sido cerrada." ¿Sobre que el lado de la puerta está Usted? ¿Está Usted listo para Su gloria que entra? Él vino por gracia para salvar en Su primera venida. Él vuelve en la gloria para juzgar en Su Segunda Venida.

Hoy si Usted cree en Jesucristo como su Salvador personal Él le dará un lugar en Su reino. Romanos 10:9-13 dice: porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. La Escritura dice: "TODO AQUEL QUE EN ÉL CREE NO SERÁ DEFRAUDADO, porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que lo invocan; ya que TODO AQUEL QUE INVOQUE EL NOMBRE DEL SEÑOR SERÁ SALVO."

La iglesia entera estará junto al Rey la Segunda Venida (1 Tes. 4:13-18). Qué día de alegría será ese.

LA BENDICIÓN DEL REY (45:16-17)
En lugar de tus padres estarán tus hijos; los harás príncipes en toda la tierra. Haré que tu nombre sea recordado por todas las generaciones; por tanto, los pueblos te alabarán eternamente y para siempre.

La gloria real de la casa de David ha alcanzado su punto culminante en Jesucristo. El Mesías, el Ungido de Dios, ha venido con toda Su belleza. Este paso en Apocalipsis 5:10-14 declara la adoración La que él recibe ahora mismo y va a por toda la eternidad.

"Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos; y el número de ellos era miríadas de miríadas, y millares de millares, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza. Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Y los cuatro seres vivientes decían: Amén. Y los ancianos se postraron y adoraron."

El Apóstol Pablo resonó por la alabanza eterna al Hijo de Dios cuando él escribió en Filipenses 2:9-11: "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre."

Ven a adorar al Rey de toda glória. ¿Usted hizo una reverencia de rodillas delante de él y confesó a él como su Señor y Salvador? "Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo."

03/05/2012

Sueño en Paz

En paz me acuesto y me duermo,
 porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.
 Salmos 3:8


Nadie puede negar que dormir corrido y lograr pasar una noche sin sobresaltos es una gran bendición. Después de una noche como esa nos sentimos verdaderamente reconfortados y descansados, con nuevas fuerzas para enfrentar el día.
Las noches del dichoso son así. Esto no ocurre porque la persona sea especial (aunque lo es) sino porque Dios lo permite. Dios es quien da el reposo. Dios es quien da la paz.
Si quieres experimentar esas paz que trasciende todo entendimiento debes acudir a Dios por cuanto él es el único que te la puede conceder.

No Hay Otro Nombre Bajo el Cielo

Hechos 4:11,12 “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Cristo mismo declaró... Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Solamente contemplando a Jesús no desmayaremos Hebreos 12:1-3 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.”
1Cor. 2:1,2 “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui com excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
En Jesús están escondidos TODOS los tesoros de la sabiduría y del conocimiento
Col. 2:1-3 “Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.”
1Cor. 1:24 “mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.”
Lucas 11: 49, 52 “Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán !!Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.”
Cuando pedimos sabiduría recibimos a Cristo. Cuando pedimos a Cristo recibimos sabiduría Santiago 1:5 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”
Sabiduría que no procede de Cristo es necedad Rom 1:21,22 “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios”