03/01/2011

¿CUAL ES LA RAZÓN Y LA LÓGICA DEL RETORNO DE JESÚS A ESTE MUNDO?

Empezaremos diciendo que el Nuevo Testamento nos exhorta a estar preparados para dar razón de nuestra esperanza (1 P 3:15). Ese imperativo presupone que las profecías bíblicas, como en este caso la venida de Cristo, tienen un sentido lógico y teológico, un porqué y un para qué. Cristo vendrá de nuevo, no simplemente porque “la Biblia lo dice” (aunque eso sea cierto), sino porque le quedan importantes tareas en esta misma tierra donde una vez vivió, murió y resucitó. Si no fuera así, no tendría por qué volver, pues Dios nunca actúa sin sentido.

La tierra siempre ha sido central en el actuar de Dios. Apenas crea a Adán le prepara una finca, para que no sea “Adán sin tierra”. La base del pacto que Dios hizo con Abraham fue la promesa de una tierra propia para su descendencia. El castigo para el pecado de Israel fue la pérdida de su tierra, y la promesa de los profetas destacaba su recuperación. Para salvarnos, Jesucristo vino a esta tierra, y para culminar su obra, volverá otra vez. Y al final, habrá nuevos cielos y nueva tierra. El regreso de Cristo a nuestro planeta es una prueba clara de la importancia de la tierra en los planes de Dios.

El esquema general para la mayoría de los cristianos, y de los evangélicos en particular, es que se acepta a Cristo y se va al cielo. Pero el esquema bíblico tiene otra dirección: Cristo vuelve a este planeta. Para que los cristianos vayan al cielo, no es necesario que Cristo vuelva aquí. Al morir los creyentes están en presencia de Cristo, sin que él tenga que volver a este planeta. Bien podría ocurrir igual después de la resurrección del cuerpo. Podríamos ascender, con cuerpo resucitado, a la patria celestial y Cristo no tendría que volver a la tierra. Entonces, ¿cuál es la razón y la lógica del retorno de Jesús a este mundo?

Una manera muy sencilla de enfocar el propósito y la lógica de la venida de Cristo será enumerar las razones de su regreso que da el mismo Nuevo Testamento. Encontramos seis objetivos de la venida de Cristo, que son el sentido teológico de su parusía. Su regreso no es un espectáculo sin sentido, sino una acción con claros propósitos y una racionalidad totalmente coherente con toda la enseñanza bíblica y toda la historia de la salvación.

1) Cristo viene a reinar; su venida es la venida de su reino (Lc 23:42, “cuando vengas en tu reino”; cf. 1:33; 19:14,27). Su venida gloriosa será su manifestación (epifania) como “único y bendito Soberano, Rey de reyes y Señor de señores” (1 Tm 6:14-16). El Cordero ha vencido y es el Señor de la historia, digno de abrir los sellos del libro (Ap 5:5-7). Cristo ha resucitado y “es necesario que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies…cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia”(1 Co 15:24s).

En su venida, Cristo nos hará también a nosotros reinar con él (2 Tm 2:12; Ap 2:26s; 3:21). Los redimidos “reinarán sobre la tierra” (Ap 5:10). Lo mismo confirma Ap 20:6 cuando asevera que los fieles resucitados “serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años”. Según 22:5 los fieles “reinarán por los siglos de los siglos”.

El vino la primera vez a traer el reino en su ministerio y obra. Cuando volvió al Padre, el reino ya había venido entre nosotros por medio de su vida, muerte y resurrección. Vino humilde, doliente y aparentemente débil, como Siervo Sufriente. Su segunda venida llevará a la culminación final lo que inauguró con su primera venida. Vino la primera vez para dar a “saborear” las bondades de su reino, y a introducirnos a él a partir de su muerte en una cruz para redimirnos de los pecados. Ahora vendrá como Rey de Reyes y Señor de señores (Ap 19:11-16) para reinar en majestad y gloria. Entonces se cantará que “el reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos” (Ap 11:15).

Ahora, la pregunta importante es ¿cómo anda nuestra teología del reino? El reino es el mensaje central de la primera venida de Cristo y el secreto del sentido de su misión, según los evangelios sinópticos. Él nos exhorta a “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mt 6:33) y a orar para que el reino venga a fin de que se haga la voluntad de Dios en la tierra cuando él regrese (Mt 6:10).

Pero muchas veces lo que fue el mensaje central de Jesús es el mensaje olvidado de su iglesia. Por eso no sabemos qué hacer con su venida, porque no tenemos una teología del reino. Entonces, para llenar ese vacío, echamos mano del rapto como propósito de la venida (“él viene a levantar a su iglesia”, dice un corito). Con eso le damos a la parusía un sentido que nunca tiene en las escrituras. Así cambiamos la enseñanza bíblica de que él viene para estar aquí y reinar en la tierra por una especulación de que viene para sacarnos a nosotros de la tierra. Pero su venida no será “Operación Rescate” sino “Operación Reinado”, el toma de poder por el Rey de reyes.

2) En segundo lugar, Cristo viene a triunfar, viene a vencer. Según. 2 Tesalonicenses 2:7-8, el pasaje más importante sobre un anticristo personal, Cristo va a destruir al “hombre inicuo…con el esplendor de su venida” (NIV; Gr “con la epifania de su parousia”). Su venida va a ser la derrota definitiva de los enemigos de su reino, como vimos también en 1 Corintios 15:24-25. En el Apocalipsis, la primera y única venida futura de Cristo es para hacer la batalla contra todas las fuerzas de maldad y derrotarlas para siempre (19:11-21). Cuando el dragón, después del reino milenial, intenta encabezar otro asalto contra el reino del Señor, sus fuerzas son destruidas por relámpagos y no se realiza ninguna guerra (20:9s).

3) Tercero: Cristo viene a juzgar, viene como Juez (Mt 25:31, la parábola de las ovejas y cabritos). Al volver, Cristo juzgará a las naciones. El viene a iniciar un proceso de juicio ético definitivo. Tesalonicenses es especialmente claro en relacionar el juicio de los impíos con su venida. (2 Ts 1:7ss; cf. 2 Tm 4:1). Según Hechos 17:31 Dios ha establecido “un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”.

Y aquí también Cristo nos permite a nosotros juzgar con él. 1 Corintios 6:2-3 afirma que “los santos han de juzgar al mundo” y a los ángeles. También según Apocalipsis 20:4 los fieles juzgarán juntamente con él. Cristo comparte su poder y nos deja participar con él también en el juicio.

4) En cuarto lugar, Cristo viene a resucitar a los creyentes muertos y transformar a los que viven en la hora de su venida. Su venida traerá plenitud de vida (1 Ts 4:16s; 1 Co 15:52). “Al son de la trompeta” los muertos vivirán y todos seremos hechos “semejantes al cuerpo de la gloria suya” (Fil 3:21). Le veremos y seremos como él (1 Jn 3:3) y Cristo será glorificado y admirado en sus santos (2 Ts 1:10). Su venida será el triunfo final sobre la muerte y el pecado.

5) Quinto, Cristo viene a reunirse con nosotros y a reunirnos a nosotros con él para siempre. Esta es la gran reunión de toda la familia del Señor. Seremos arrebatos al encuentro con él (apantesis) y “así estaremos siempre con el Señor (1 Ts 4:17). En 2 Tesalonicenses 2:1 Pablo habla de “la venida (parousia) de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión (episunagôgê, cf. sinagoga) con él”. En Juan 13-14 Jesús anuncia su muerte pero, en ese contexto de separación, promete regresar para estar con los suyos, “para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Jn 14:3). Cristo vuelve porque quiere estar con nosotros; nosotros esperamos su venida, porque queremos estar con él, “que sin haberlo visto, amamos” (1 P 1:8). Lamentablemente, en mucha escatología “raptocéntrica”, el encuentro amoroso con Cristo pasa a un segundo plano o desaparece.

Los cristianos no esperamos a “algo” sino a “Alguien”. Para nosotros el futuro tiene nombre, y se llama Jesús.

6) Finalmente (¡que agenda más impresionante que trae nuestro Señor!) Cristo viene a culminar la historia humana y cósmica. El es el punto omega de toda la historia, como decía Teilhard de Chardin. Según Efesios 1:10 “el propósito de Dios es de reunir todas las cosas en Cristo”. La frase “todas las cosas” (ta panta, neutro plural) era una de las formas de decir el universo en griego. No tenían la palabra “universo” (que con sólo oirla se nota que es latín). En griego el neutro plural de “todo” (que no tiene equivalente en castellano) solía significar el universo, junto con el otro término, kosmos.

El verbo “reunir” aquí significa “recapitular”, encabezar todo, juntar todo en su pleno sentido, resumir todo en una síntesis final. La venida de Cristo va a culminar en su significado definitivo todo lo que ha sido el mundo y la historia. En la venida de Cristo, Dios va a recapitular todo en la persona de él. Él será Omega como ha sido Alfa. Otro pasaje con un sentido parecido es Hechos 3:19-20, después de la curación del cojo:

Así que arrepentíos y convertíos…para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Y el envía a Jesucristo…a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.

Éstas son frases de plenitud. La historia que Dios ha iniciado con la creación, en cuyo centro Dios puso a su propio Hijo, no va a terminar en un colosal fracaso. El pecado es un fracaso, pero no la creación ni la historia. Bajo Cristo la historia va a realizarse en plenitud, con ese refrigerio y esa restauración de todas las cosas que nos promete la palabra de Dios.
De este análisis queda evidente que la venida de nuestro Señor está cargada del más profundo y hermoso significado. ¡Qué diferente de los conceptos raptistas que circulan en muchas iglesias!

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