Entre las multitudes que son engañados mientras hacen todo lo posible por escapar de la interpretación inspirada de Las Escrituras están, quizá en primer lugar, los extremistas, entre los cuales hay por lo menos dos clases, una que tiene la tendencia a interpretar en forma literal; y la otra con tendencias a interpretar en forma espiritual.
Tomemos por ejemplo la declaración de Juan el revelador: "...Vi delante del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios,...Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuado Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre?" Apoc.6:9,10.
Los que ven todo literalmente por un lado, interpretarían esta declaración bíblica con el significado de que las almas estaban concientes y realmente clamaban, aunque la Biblia es muy explícita al señalar que "los muertos nada saben." Ecl.9:5. Además, si las almas debajo del altar estaban clamando literalmente por venganza sobre sus homicidas, entonces, para ser consecuente, la declaración del Señor, "La voz de la sangre de tu hermano clama a mi desde la tierra" (Gen.4:10), además de la declaración, "todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso" (Isa.55:12), deben igualmente ser interpretadas en forma literal, a pesar del hecho de que físicamente es imposible que la sangre clame y que los árboles aplaudan.
Sin embargo, si todos estamos obligados a admitir que la sangre de Abel no podía clamar literalmente, y que los árboles solo figurativamente pueden aplaudir, entonces, para continuar siendo consistente, quien se va al extremo de aplicar todo en forma literal debería estar dispuesto a aceptar que actualmente " los muertos nada saben," que "duermen"-inconcientes. Fácilmente debería también percibir que las almas de los mártires clamando por venganza sobre sus homicidas, y que la sangre de Abel clamando por venganza sobre su homicida son casos virtualmente idénticos en circunstancias y condición. Ambos casos hallan una ilustración apropiada en la frase poética: "Escucho una voz clamando, la voz del campo marchito. Oh, Señor, ten piedad de mí. Caigan las lluvias del cielo. Apaga, Señor, mi alma ardiente."
Un alma que esta prisionera, en estado conciente, bajo algo, por cientos de años, sin nada más que hacer sino quejarse y languidecer en espera por la mañana de la resurreción y clamando por venganza sobre aquellos que derramaron su sangre,-! Que estado intolerable e inexpresivo el de esa alma!
La doctina, sin embargo, del estado inconciente, de los muertos no solamente trae paz a la mente preocupada del ser humano sino que a su vez adjudica amor y misericordia de parte de Dios hacia el impotente ser humano, siendo de esta forma, la única posición en el asunto que puede conducir al pecador a amar y confiar en Dios en forma razonable. Quienes, por el otro lado, se inclinan, por el contrario, a espiritualizar las almas, la matanza,los cielos, la tierra nueva, etc.,-para ellos esto no tiene individualidad ni realidad. Y en relación a la doctrina de la matanza cuando se le hace la simple pregunta, ¿Qué clase de matanza sería una matanza espiritual? No encuentra una respuesta.
En conección con este asunto, existe en todos, una gran necesidad: El Espírtu de Verdad, a Quien únicamente se le ha otorgado el derecho de interpretar las Escrituras.
La causa más común de confusión doctrinal entre estudiantes de la Biblía radica en que muy a menudo dejamos de ver el asunto en la perspectiva total del punto de vista del autor, falta cuyo resultado hace que lo vean de un punto de vista ajeno al intencionado disminuyendo su visión de tal forma que en lugar de beneficiarse en las ideas del escritor en relación al tema, consiguen una idea falsa del asunto. Y si la idea es de su agrado la magnifican y la promueven celosamente como verdad, mientras que si no es de su agrado, la oponen vigorosamente, y ponen entonces la responsabilidad sobre el escritor.
Para ilustrar como es que adquirimos una idea errónea de un asunto cuando tenemos una perspectiva errónea del mismo: un niño que acompaña a su madre al parque zoológico, y que nunca ha visto un pavo real antes, de momento se cruza con uno que huye de él y abre su plumaje real a toda capacidad creando ante sus ojos la ilusión de un abanico andante gigante!
Emocionado con la maravilla ilusoria que pasa ante él, exclama excitado por el paisaje solo para recibir la afirmación desilusionadora de su madre asegurándole que era solo un pavo real. En otra ocación, sin embargo, cuando acompañaba al padre al zoológico, nuevamente el niño vuelve a ver el pavo real, mas esta vez el pavo está de frente, con su plumaje extendido y mostrando un cuadro enteramente nuevo y diferente. Rápidamente se vuelve al padre con gran emoción para preguntarle lo que para él es una pregunta emocionante solo para oirle decir: Es un pavo real!
Dando entonces lugar a que comience una discución en donde el hijo protesta porque el pavo real que el vio cuando estaba con la madre no se parecía en nada al que estaba viendo ahora. Y viéndose incapaz de armonizar, como simples aspectos mayores y menores del mismo asunto, lo que él está observando al presente en vista frontal, o el punto de vista principal, y lo que el vió anteriormente de espaldas a él, o sea el punto de vista extraño, su mente vacila en confusión tratando de decidir si creer a la madre o al padre.
Así sucede con la Biblia cuando uno considera un tema desde un punto de vista ajeno al del autor.
Encuentra discrepancias en la posición sostenida por aquel que ve el tema o asunto a través de los ojos del autor. Por consiguiente, para mantener la falsa idea resultante de su punto de vista discordante, recurre entonces a fuentes externas: A un comentario o el otro; una versión y otra; a tecnicalidades e inferencias del lenguaje: En el Griego, en el Hebreo, en este, o aquel, o en el otro (lenguajes, ninguno de los cuales posiblemente escribe o lee); o hace referencia a este o aquel manuscrito (el cual con toda probabilidad nunca ha visto).
Al final de esta carretera torcida y distante lo único que ha conseguido es magnificar un pasaje de la escritura del tamaño de un hormiguero al tamaño de una montaña, o reducir, y aún a veces marginar, otros pasajes bíblicos del tamaño de una montaña al tamaño de un hormiguero, y todo porque la Biblia que el Señor ha depositado en sus manos, no apoya sus ideas. Estos procedimientos pretensiosos son calculados para demostrar sus alcances escolásticos en la esperanza de prestar a sus falsas ideas una apariencia de autoridad tal que obligue a aquellos que son puestos en contacto con sus teorías a aceptarlas.
Concretamente: cuando estamos tratando con el asunto del juicio, en ninguna instancia es imparcial dar la primera y la mayor consideración, a cualquier escrito que trata directamente con el asunto de la salvación, mientras que se hace solo inferencia incidental al asunto del juicio. Tomemos por ejemplo la declaración del apóstol Pablo:
"La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que entra hasta dentro del velo; Donde entró por nosotros como precursor, Jesús; hecho Pontífice eternalmente según el orden de Melquisedec." Heb.6:19,20.
En lugar de mirar en el contexto de estos versículos la luz de todo lo que ha sido revelado en relación al tema, procedimiento que aseguraría la forma de pensar que refleja el autor en estos versículos, algunos estudiantes de la Biblia, perdiendo de vista el punto de vista de Pablo, magnifican tan desproporcionalmente la debida importancia de la declaración de estos versículos, que pone sobre esta interpretaciones las cuales, aunque tal vez sean suficientemente plausibles al tomarlas solas, las escrituras relacionadas al asunto son manifiestamente torcidas, forzadas e insostenibles. Forzar de tal manera la interpretación, es ser injusto con el autor, peligroso para el que se vea afectado y un acto criminal al que tal hace.
Para ilustrar el asunto aún más extensamente: Alrededor de una mesa están seis estudiantes de la Biblia y un infiel. En un lado están Pedro, Juan, y Santiago; en el otro están Verde, Moreno, y Negro; mientras que al extremo de la mesa está el infiel. El escucha atentamente a los seis mientras discuten el ministerio de Cristo después de Su ascención a la luz de Hebreos 9:19,20;9:12,26-
"La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que entra hasta dentro del velo; Donde entró por nosotros como precursor, Jesús; hecho Pontífice eternalmente según el orden de Melquisedec." Heb.6:19,20.
"Y no por sangre de macho cabríos ni de becerros, más por su propia sangre, entró una sola vez en el Santuario, habiendo obtenido eterna redención." Heb.9:12.
"De otra manera fuera necesario que hubiera padecido muchas veces desde el principio del mundo. Mas ahora, una vez en la consumación de los siglos, para deshacimiento del pecado se presentó por el sacrificio de sí mismo." Heb.9:26.
Pedro, Santiago, y Juán que comparten la perspec-tiva del autor están en completo acuerdo que uno no puede, en una escritura importante que trata de la salvación, y refiriéndose al ministerio de Cristo solo en forma incidental, construir un comprendimiento básico correcto de Su ministerio, sino que por el contrario uno debe tomar los escritos de los profetas que bregan directamente con el santuario y su servicio, y entonces armonizar los escritos de Pablo con los de los profetas, y no los de los profetas con los de Pablo.
En cuanto a Pedro, Santiago y Juán, su discución resulta en la conclusión de que Pablo, para estar en armonía con ambos, él mismo y los profetas, debe entenderse que en Heb.6:19 está hablando en pasado profético (o sea, los hechos son futuros, aunque en tiempo presente o pasado), y que por lo tanto él está señalando al tiempo en que sus conversos estén con Cristo "una vez en la consumación de los siglos" (Heb.9:26), para entrar "dentro del velo," "Donde entró por nosotros como precursor, Jesús." Heb.6:20. ¿Cuando?-No en tiempos de Pablo, sino al presente, "en la consumación de los siglos," pues El "entró una sola vez en el Santuario." Heb.9:12.
Verde, Moreno y Negro, sin embargo, con sus puntos de vista extraños a los de estos versículos, están en desacuerdo aún entre si mismos: Negro, enfatizando Heb.6:19,20, está convencido que Pablo enseña que Cristo entró al lugar Santísimo inmediatamente después de Su ascención; Moreno, asiéndose firme en Heb.9:12, asegura que Cristo entró, no en el lugar Santísimo, sino en el lugar Santo; y Verde, basándose en la afirmación del versículo 26, insiste en que Cristo ha de entrar en el Santuario "una vez en la consumación de los siglos," después de la segunda venida.
Aún viendo desde de sus puntos de vista ajenos al del autor, Negro todavía argue que al usar el término, "el Santuario" Pabló se refería al lugar Santísimo," mientras que Moreno contiende que si Pablo, usa el término "Santuario" livianamente, significando el "lugar Santísimo," entonces, ¿como podemos saber si cuando él dice el "lugar Santísimo," no está haciendo referencia al "lugar Santo"?
Entonces, basado en el peso de la declaración de Moisés, "Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario del velo adentro, delante de la cubierta que está sobre el arca," (Lev.16:2), Negro, además, mantiene que Pablo, en las palabras, "mas por su propia sangre entró...en el Santuario" (Heb.9:12), se refiere al lugar Santísimo Heb.9:3. Pero Pedro insiste que para interpretar el uso que Pablo le da al término "Santuario" significa el lugar "Santísimo," es injusto e irrazonable, ya que ningún escritor en su sano juicio, hablando de ambos apartamentos, usaría los términos indiscrimi-nadamente, esperando que los lectores comprendieran la idea que el está tratando de proyectar. Negro, sin embargo, recalca que Moisés usa el término "lugar santo" (Lev.16:2) refiriéndose al segundo apartamento.
En respuesta a esto, Pedro protesta que Moisés lo hace así porque mientras que él llama el segundo apartamento "el Santuario del velo adentro,"llama el primer apartamento "el tabernáculo de la congregación" (versículo 16), en tanto Pablo eligió para referirse al primer apartamento "el lugar santo" y para el segundo apartamento, "el lugar Santísimo."
De nuevo: Pedro insiste que si en los escritos de Pablo, donde se discuten ambos apartamentos, uno está justificado al interpretar " el Santuario" como queriendo decir " el lugar Santísimo".
Tomemos por ejemplo la declaración de Juan el revelador: "...Vi delante del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios,...Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuado Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre?" Apoc.6:9,10.
Los que ven todo literalmente por un lado, interpretarían esta declaración bíblica con el significado de que las almas estaban concientes y realmente clamaban, aunque la Biblia es muy explícita al señalar que "los muertos nada saben." Ecl.9:5. Además, si las almas debajo del altar estaban clamando literalmente por venganza sobre sus homicidas, entonces, para ser consecuente, la declaración del Señor, "La voz de la sangre de tu hermano clama a mi desde la tierra" (Gen.4:10), además de la declaración, "todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso" (Isa.55:12), deben igualmente ser interpretadas en forma literal, a pesar del hecho de que físicamente es imposible que la sangre clame y que los árboles aplaudan.
Sin embargo, si todos estamos obligados a admitir que la sangre de Abel no podía clamar literalmente, y que los árboles solo figurativamente pueden aplaudir, entonces, para continuar siendo consistente, quien se va al extremo de aplicar todo en forma literal debería estar dispuesto a aceptar que actualmente " los muertos nada saben," que "duermen"-inconcientes. Fácilmente debería también percibir que las almas de los mártires clamando por venganza sobre sus homicidas, y que la sangre de Abel clamando por venganza sobre su homicida son casos virtualmente idénticos en circunstancias y condición. Ambos casos hallan una ilustración apropiada en la frase poética: "Escucho una voz clamando, la voz del campo marchito. Oh, Señor, ten piedad de mí. Caigan las lluvias del cielo. Apaga, Señor, mi alma ardiente."
Un alma que esta prisionera, en estado conciente, bajo algo, por cientos de años, sin nada más que hacer sino quejarse y languidecer en espera por la mañana de la resurreción y clamando por venganza sobre aquellos que derramaron su sangre,-! Que estado intolerable e inexpresivo el de esa alma!
La doctina, sin embargo, del estado inconciente, de los muertos no solamente trae paz a la mente preocupada del ser humano sino que a su vez adjudica amor y misericordia de parte de Dios hacia el impotente ser humano, siendo de esta forma, la única posición en el asunto que puede conducir al pecador a amar y confiar en Dios en forma razonable. Quienes, por el otro lado, se inclinan, por el contrario, a espiritualizar las almas, la matanza,los cielos, la tierra nueva, etc.,-para ellos esto no tiene individualidad ni realidad. Y en relación a la doctrina de la matanza cuando se le hace la simple pregunta, ¿Qué clase de matanza sería una matanza espiritual? No encuentra una respuesta.
En conección con este asunto, existe en todos, una gran necesidad: El Espírtu de Verdad, a Quien únicamente se le ha otorgado el derecho de interpretar las Escrituras.
La causa más común de confusión doctrinal entre estudiantes de la Biblía radica en que muy a menudo dejamos de ver el asunto en la perspectiva total del punto de vista del autor, falta cuyo resultado hace que lo vean de un punto de vista ajeno al intencionado disminuyendo su visión de tal forma que en lugar de beneficiarse en las ideas del escritor en relación al tema, consiguen una idea falsa del asunto. Y si la idea es de su agrado la magnifican y la promueven celosamente como verdad, mientras que si no es de su agrado, la oponen vigorosamente, y ponen entonces la responsabilidad sobre el escritor.
Para ilustrar como es que adquirimos una idea errónea de un asunto cuando tenemos una perspectiva errónea del mismo: un niño que acompaña a su madre al parque zoológico, y que nunca ha visto un pavo real antes, de momento se cruza con uno que huye de él y abre su plumaje real a toda capacidad creando ante sus ojos la ilusión de un abanico andante gigante!
Emocionado con la maravilla ilusoria que pasa ante él, exclama excitado por el paisaje solo para recibir la afirmación desilusionadora de su madre asegurándole que era solo un pavo real. En otra ocación, sin embargo, cuando acompañaba al padre al zoológico, nuevamente el niño vuelve a ver el pavo real, mas esta vez el pavo está de frente, con su plumaje extendido y mostrando un cuadro enteramente nuevo y diferente. Rápidamente se vuelve al padre con gran emoción para preguntarle lo que para él es una pregunta emocionante solo para oirle decir: Es un pavo real!
Dando entonces lugar a que comience una discución en donde el hijo protesta porque el pavo real que el vio cuando estaba con la madre no se parecía en nada al que estaba viendo ahora. Y viéndose incapaz de armonizar, como simples aspectos mayores y menores del mismo asunto, lo que él está observando al presente en vista frontal, o el punto de vista principal, y lo que el vió anteriormente de espaldas a él, o sea el punto de vista extraño, su mente vacila en confusión tratando de decidir si creer a la madre o al padre.
Así sucede con la Biblia cuando uno considera un tema desde un punto de vista ajeno al del autor.
Encuentra discrepancias en la posición sostenida por aquel que ve el tema o asunto a través de los ojos del autor. Por consiguiente, para mantener la falsa idea resultante de su punto de vista discordante, recurre entonces a fuentes externas: A un comentario o el otro; una versión y otra; a tecnicalidades e inferencias del lenguaje: En el Griego, en el Hebreo, en este, o aquel, o en el otro (lenguajes, ninguno de los cuales posiblemente escribe o lee); o hace referencia a este o aquel manuscrito (el cual con toda probabilidad nunca ha visto).
Al final de esta carretera torcida y distante lo único que ha conseguido es magnificar un pasaje de la escritura del tamaño de un hormiguero al tamaño de una montaña, o reducir, y aún a veces marginar, otros pasajes bíblicos del tamaño de una montaña al tamaño de un hormiguero, y todo porque la Biblia que el Señor ha depositado en sus manos, no apoya sus ideas. Estos procedimientos pretensiosos son calculados para demostrar sus alcances escolásticos en la esperanza de prestar a sus falsas ideas una apariencia de autoridad tal que obligue a aquellos que son puestos en contacto con sus teorías a aceptarlas.
Concretamente: cuando estamos tratando con el asunto del juicio, en ninguna instancia es imparcial dar la primera y la mayor consideración, a cualquier escrito que trata directamente con el asunto de la salvación, mientras que se hace solo inferencia incidental al asunto del juicio. Tomemos por ejemplo la declaración del apóstol Pablo:
"La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que entra hasta dentro del velo; Donde entró por nosotros como precursor, Jesús; hecho Pontífice eternalmente según el orden de Melquisedec." Heb.6:19,20.
En lugar de mirar en el contexto de estos versículos la luz de todo lo que ha sido revelado en relación al tema, procedimiento que aseguraría la forma de pensar que refleja el autor en estos versículos, algunos estudiantes de la Biblia, perdiendo de vista el punto de vista de Pablo, magnifican tan desproporcionalmente la debida importancia de la declaración de estos versículos, que pone sobre esta interpretaciones las cuales, aunque tal vez sean suficientemente plausibles al tomarlas solas, las escrituras relacionadas al asunto son manifiestamente torcidas, forzadas e insostenibles. Forzar de tal manera la interpretación, es ser injusto con el autor, peligroso para el que se vea afectado y un acto criminal al que tal hace.
Para ilustrar el asunto aún más extensamente: Alrededor de una mesa están seis estudiantes de la Biblia y un infiel. En un lado están Pedro, Juan, y Santiago; en el otro están Verde, Moreno, y Negro; mientras que al extremo de la mesa está el infiel. El escucha atentamente a los seis mientras discuten el ministerio de Cristo después de Su ascención a la luz de Hebreos 9:19,20;9:12,26-
"La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que entra hasta dentro del velo; Donde entró por nosotros como precursor, Jesús; hecho Pontífice eternalmente según el orden de Melquisedec." Heb.6:19,20.
"Y no por sangre de macho cabríos ni de becerros, más por su propia sangre, entró una sola vez en el Santuario, habiendo obtenido eterna redención." Heb.9:12.
"De otra manera fuera necesario que hubiera padecido muchas veces desde el principio del mundo. Mas ahora, una vez en la consumación de los siglos, para deshacimiento del pecado se presentó por el sacrificio de sí mismo." Heb.9:26.
Pedro, Santiago, y Juán que comparten la perspec-tiva del autor están en completo acuerdo que uno no puede, en una escritura importante que trata de la salvación, y refiriéndose al ministerio de Cristo solo en forma incidental, construir un comprendimiento básico correcto de Su ministerio, sino que por el contrario uno debe tomar los escritos de los profetas que bregan directamente con el santuario y su servicio, y entonces armonizar los escritos de Pablo con los de los profetas, y no los de los profetas con los de Pablo.
En cuanto a Pedro, Santiago y Juán, su discución resulta en la conclusión de que Pablo, para estar en armonía con ambos, él mismo y los profetas, debe entenderse que en Heb.6:19 está hablando en pasado profético (o sea, los hechos son futuros, aunque en tiempo presente o pasado), y que por lo tanto él está señalando al tiempo en que sus conversos estén con Cristo "una vez en la consumación de los siglos" (Heb.9:26), para entrar "dentro del velo," "Donde entró por nosotros como precursor, Jesús." Heb.6:20. ¿Cuando?-No en tiempos de Pablo, sino al presente, "en la consumación de los siglos," pues El "entró una sola vez en el Santuario." Heb.9:12.
Verde, Moreno y Negro, sin embargo, con sus puntos de vista extraños a los de estos versículos, están en desacuerdo aún entre si mismos: Negro, enfatizando Heb.6:19,20, está convencido que Pablo enseña que Cristo entró al lugar Santísimo inmediatamente después de Su ascención; Moreno, asiéndose firme en Heb.9:12, asegura que Cristo entró, no en el lugar Santísimo, sino en el lugar Santo; y Verde, basándose en la afirmación del versículo 26, insiste en que Cristo ha de entrar en el Santuario "una vez en la consumación de los siglos," después de la segunda venida.
Aún viendo desde de sus puntos de vista ajenos al del autor, Negro todavía argue que al usar el término, "el Santuario" Pabló se refería al lugar Santísimo," mientras que Moreno contiende que si Pablo, usa el término "Santuario" livianamente, significando el "lugar Santísimo," entonces, ¿como podemos saber si cuando él dice el "lugar Santísimo," no está haciendo referencia al "lugar Santo"?
Entonces, basado en el peso de la declaración de Moisés, "Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario del velo adentro, delante de la cubierta que está sobre el arca," (Lev.16:2), Negro, además, mantiene que Pablo, en las palabras, "mas por su propia sangre entró...en el Santuario" (Heb.9:12), se refiere al lugar Santísimo Heb.9:3. Pero Pedro insiste que para interpretar el uso que Pablo le da al término "Santuario" significa el lugar "Santísimo," es injusto e irrazonable, ya que ningún escritor en su sano juicio, hablando de ambos apartamentos, usaría los términos indiscrimi-nadamente, esperando que los lectores comprendieran la idea que el está tratando de proyectar. Negro, sin embargo, recalca que Moisés usa el término "lugar santo" (Lev.16:2) refiriéndose al segundo apartamento.
En respuesta a esto, Pedro protesta que Moisés lo hace así porque mientras que él llama el segundo apartamento "el Santuario del velo adentro,"llama el primer apartamento "el tabernáculo de la congregación" (versículo 16), en tanto Pablo eligió para referirse al primer apartamento "el lugar santo" y para el segundo apartamento, "el lugar Santísimo."
De nuevo: Pedro insiste que si en los escritos de Pablo, donde se discuten ambos apartamentos, uno está justificado al interpretar " el Santuario" como queriendo decir " el lugar Santísimo".
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